La elaboración de un plan de negocio es paso obligado para los emprendedores. Este documento recoge la esencia del proyecto: qué es, qué ofrece, en qué mercado va a funcionar, qué financiación necesita, análisis de la competencia, quién es el público al que se dirige, etc. El plan de negocio no sólo es la hoja de ruta del proyecto, sino que también es el apoyo del emprendedor a la hora de convencer a un inversor para que financie la nueva empresa.
A continuación te mostramos 10 aspectos que debes tener en cuenta para que sea no solo un documento sino una herrmienta de gestión para tu nuevo negocio:
1) Primar la forma sobre el fondo. El contenido es lo importante: el inversor es lo que valora, por eso, el emprendedor no puede elaborar este documento pensando sólo en la estética.
2) No definir con claridad el mercado objetivo. Definir a quién se dirige el producto o servicio es un punto clave de la estrategia, y deberá estar lo más especificado posible, ya que de ese punto dependen todos los desarrollos posteriores.
3) No estudiar la competencia. Es esencial que el business plan recoja el análisis de la competencia: la cantidad y la calidad de las empresas que operan en el mercado en el que el emprendedor quiere operar. Éste debe conocer si se encuentra en un mercado en expansión o saturado, y si el producto se asemeja a otros o es fácil de imitar.
4) No tener un “plan B”. A la hora de plantear un negocio siempre hay que contemplar distintos escenarios. La vida de una empresa está sometida a una serie de factores que pueden influir en su evolución, especialmente en su etapa inicial. El emprendedor debe anticiparse a los posibles imprevistos.
5) No protegerse mediante barreras de entrada. Es esencial tener previstas una serie de medidas de protección que puedan representar obstáculos para que otras empresas entren en nuestro mismo negocio, como la protección jurídica a través de patentes, marcas, etc.
6) Realizar previsiones de ventas demasiado optimistas. Efectuar proyecciones siempre crecientes y que no se apoyen en una demanda “real” es, como mínimo, una imprudencia. Ser conservador en las previsiones no significa “pensar en pequeño”; sino que permite dotar al negocio de la flexibilidad y de la capacidad de adaptabilidad a entornos económicos cambiantes necesaria para garantizar su éxito en el medio y largo plazo.
7) No exponer la viabilidad económica de la empresa. El negocio puede ser rentable, es decir, tiene viabilidad económica, pero no tiene todavía recursos, es decir, viabilidad financiera. Esto debe figurar en el plan de negocio.
8) No definir adecuadamente la estructura del capital del negocio. Cada uno de los socios ha de tener un porcentaje proporcional en función de su participación, no sólo en términos del capital invertido; sino también del trabajo, dedicación y valor añadido que aporta a la nueva empresa. Definir con precisión este concepto desde el comienzo puede evitar muchos problemas en el futuro.
9) No confirmar que los fondos financieros planificados están disponibles. El plan de negocio debe contemplar de dónde se va a conseguir los recursos, es decir, qué vías de financiación utilizará. También debe contener una planificación del uso de tales recursos.
10) Ignorar la posibilidad de morir de éxito. Hay que tener muy medido el modo en que se va a realizar la financiación del capital circulante de la empresa, es decir, los gastos que supone dar servicio a los nuevos clientes. Si se crece de forma muy rápida, puede darse la situación de no disponer de financiación suficiente para proporcionar los servicios.
Fuente > Retirarsealos40.com