Cuando ya eres empresario hay momentos en que al emprendedor parece que le va a estallar cabeza con todas las cosas que tiene que resolver, normalmente derivado porque es al mismo tiempo gerente, peón, vendedor, responsable de marketing y personal de limpieza, con lo que esto conlleva de multitud de tareas y trabajo.
Es aquí cuando entra en juego una de esas teoría simples pero igualmente con cierto sentido: ‘El efecto Zeigarnik’
¿Qué es el efecto Zeigarnik?
Fue la psicóloga rusa Bluma Zeigarnik, en 1927, quién, durante varios experimentos y trabajos en grupos, observó cómo un camarero era capaz de recordar fácilmente una larga lista de pedidos pendientes, y sin embargo, difícilmente recordaba los platos que acaba de servir.
Sobre este fenómeno, que tomó su nombre, publicó un libro donde se destaca la importancia del efecto de la motivación a las personas para terminar las cosas y la ansiedad al no hacerlas.
Los participantes de estos experimentos debía efectuar unas 20 tareas sucesivas consistentes en enigmas, problemas matemáticos, tareas o tareas manuales, y eran interrumpido premeditadamente antes de que las pudieran terminar.
Con esto se hacia notar que justamente las tareas que habían sido interrumpidas y que estaban sin terminar, eran las que los sujetos recordaban y retomaban con más fuerza, olvidándose totalmente de las tareas que si habían podido finalizar.
Y, ¿que pasa con los emprendedores?
Los emprendedores, normalmente los autónomos, se caracterizan, y no tienen escapatoria, por ser personas multitarea, saturados por muchas cosas qué hacer, siempre hay más y más, poco tiempo para gestionar, con lo que hay que elegir muy bien lo que hacer.
Para los emprendedores el efecto Zeigarnik es una buena herramienta o reflexión para intentar ser más productivos, y es que como cualquier manual o técnica de productividad nos dice, las tareas hay que priorizarlas, y empezarlas y acabarlas, no dejarlas a medias ni distraernos con interrupciones. Esto, si no lo hacemos así nos traerá, sobre todo, malos rendimientos de nuestra actividad y ansiedad a lo inacabado, no pudiendo retirarlo de nuestra cabeza hasta ese momento o cuando hagamos un abandono total de la misma: mala señal.
Esta situación habitual en todos los autónomos de España tiene una repercusión grave en la gestión de la empresa y la productividad.
Igualmente, el efecto también tiene otra lectura, y es que la teoría nos deje el consejo de que posiblemente la mejor forma de completar algo es simplemente empezar, sobre todo con las tareas complejas que no queremos afrontar, ya que la reacción de nuestro cerebro en forma de motivación hará el resto.
Otras aplicaciones del efecto Zeigarnik
Sin saberlo tenemos el efecto Zeigarnik en muchas cosas que tenemos como habituales, ya que por ejemplo, es lo que se hace en series o primeras secualas de películas cuando aparece un rótulo final de » continuará…”, o es el sistema que utilizan juegos como Candy Crush Saga, ya que cuando se pasa de nivel se olvida, pero en cambio cuando pierde se le genera la necesidad de resolverlo cuanto antes, lo que genera la adicción al mismo.
Y es que ya lo decía Walt Disney «La mejor manera de empezar es dejar de hablar y hacer”