Cualquier entrenador de un equipo de deporte lo sabe: aunque todos los jugadores sean estrellas, eso no garantiza que el equipo gane. Seguramente has visto cómo los grandes clubs de fútbol, que han gastado millones de euros para contratar a los mejores jugadores, a veces acaban la temporada en peor posición que el año anterior. Para que un equipo funcione, necesitamos más que buenos resultados a nivel individual.
La productividad personal
Nadie trabaja solo. Aunque intentemos hacer todas nuestras tareas lo mejor posible y con la máxima eficacia, para muchas cosas dependemos de nuestros compañeros. El desarrollador web necesita los textos del copywriter, el comercial necesita los folletos del departamento de marketing, el director de marketing necesita el estado de producción de los nuevos productos, etc.
Puede ser que trabajemos de forma eficaz, pero si los compañeros son caóticos, no tendremos el sentido de ser productivos. La realidad es que no se puede extrapolar la productividad personal a la eficacia de grupos de trabajo. ¿Cuáles son las dos claves para la productividad en grupo?
Roles y responsabilidades
En mi opinión, lo más importante para construir un equipo productivo es conocer bien a los demás miembros del grupo. Cada persona es diferente y tiene sus puntos fuertes, sus debilidades y su forma de ser. Igual que las diferentes posiciones en un equipo de fútbol, un grupo de trabajo funciona mejor si hay varios perfiles de personas. Cada equipo necesita un líder, una persona creativa, alguien quien cuida las relaciones, alguien que directamente se pone manos a la obra, etc.
En los años 70, el Dr. Meredith Belbin desarrolló un modelo de 9 roles esenciales para cada equipo de trabajo. Podemos usar este modelo para identificar los roles de cada miembro y buscar las habilidades que faltan en nuestro grupo de trabajo.
Comunicación interna
El segundo punto clave para que un equipo sea altamente eficaz es la comunicación interna.
El dilema es que por un lado queremos conocer todas las acciones, los proyectos, las ideas y las preocupaciones de nuestros compañeros, pero por otro lado no queremos perder tiempo con información inútil.
Por esto es imprescindible establecer la mejor forma de comunicación para cada caso. En muchas oficinas, al tener una pregunta para un compañero, la costumbre es simplemente levantarse y dirigirse a la mesa del compañero. Queda claro que estamos causando una interrupción enorme.
Es mejor usar un medio de comunicación menos intruso, como, por ejemplo, el e-mail, el intranet o una red social empresarial. Luego podemos acordar excepciones para situaciones específicas: ¿cómo nos comunicamos si necesitamos una respuesta al instante? ¿qué medio de comunicación tenemos disponible para hablar de temas sensibles o de las emociones?
No hay una solución única. La clave es saber cuales son los medios de comunicación que tenemos disponibles, conocer los beneficios y los problemas de cada manera de comunicarnos y establecer un protocolo de comunicación interna con los demás miembros del equipo de trabajo.
Si queremos formar parte de un equipo productivo y ganar la liga, hay que conocer bien el equipo y tener un canal de comunicación de alta calidad.