
Las cifras
General Motors despidió entre 2006 y 2008 más de 34.000 personas. En cambio, ¿cuántos ha despedido Toyota en la misma franja de tiempo? Cero. Ningún trabajador está en el paro. En Indiana y Texas cerró incluso sus plantas de producción. Hacía 71 años que no tenía pérdidas. ¿Dónde están esos trabajadores? ¿Qué están haciendo?
La cultura empresarial nipona
La respuesta está en la matriz de Toyota, radicada en la Prefectura de Aichi. Toyota tiene una cultura especial, valores arraigados y mucho respeto por su mano de obra. Su tradición es no despedir empleados en tiempos difíciles aunque realmente no ha sido puesto a prueba hasta ahora. Y se han atenido a sus normas. «No mantenemos la nómina a la gente porque somos estupendos. Al final de todo esto, nuestra esperanza es que terminaremos obteniendo una mano de obra más experta» señala Latondra Newton, gerente general del Centro de Desarrollo de Toyota en Kentucky.
El plan
Mientras las plantas eran cerradas, esos trabajadores se movieron a cadenas de montaje que trabajan a pleno rendimiento, como por ejemplo la de Georgetown. Pero también se les entrenó en nuevas técnicas como la fabricación de piezas de seguridad de los vehículos, participaron en ejercicios de mejora de productividad, asistieron a presentaciones sobre el manejo de materiales peligrosos, tuvieron cursos de prevención de riesgos laborales, se les instruyó para ser más competitivos en la atención al público y realizaron varios tests para mejorar sus habilidades. Algunos incluso pintaron sus lugares de trabajo. Entretanto, recibían su salario y no eran despedidos.
¿Por qué ocurre todo esto? El coste empresarial es terrible pero Toyota tiene clara una cosa: cree en su capital humano y les parece la mejor inversión que pueden hacer. Cuando las plantas vuelvan a trabajar a pleno rendimiento, tendrán trabajadores más formados, en primera línea y listos para atender las nuevas innovaciones introducidas. Y no sólo eso, estarán felices y motivados en su trabajo. La confianza será correspondida en el futuro. Ellos prefieren usar esta crisis para sabiamente redistribuir su mano de obra a plantas faltas de personal y proporcionar entrenamiento adicional para los nuevos productos.
Moraleja
Esta época es una oportunidad única para demostrar que crees en tus asalariados. Trátalos con respeto y dignidad. Haz todo lo que esté en tu mano y usa tu imaginación para buscar soluciones consensuadas que permitan mantenerles en sus puestos de trabajo. Y cuando todo vaya bien, no derroches. Será la mejor decisión para cuando esto vuelva a suceder.
Foto|Chris Devers