Durante los años 1990 el gobierno irlandés implementó una serie de programas económicos diseñados para refrenar la inflación, aliviar la carga impositiva, reducir el gasto del gobierno como un porcentaje del PIB, incrementar las habilidades de la fuerza laboral y promover las inversiones extranjeras. El Estado se unió a la iniciativa del euro en enero de 2001 (abandonando la libra irlandesa) junto con otras diez naciones de la Unión Europea. Este período de elevado crecimiento económico llevó a muchos a bautizar la República como el Tigre Celta. Después de no querer haber sido intervenida, lo aceptaron finalmente. ¿Qué falló? ¿Por qué llegaron a esa situación? Vamos a tratar de explicarlo en pocas líneas.
¿Qué ha pasado?
Una empresa paga en Irlanda un impuesto de sociedades del 12,5%. En España es del 30%, en Francia del 34,4% y en Alemania del 30,2%. Este hecho diferencial junto con una burbuja inmobiliaria en la que intervienieron todos los estratos de la sociedad, es lo que ha llevado a Irlanda a su situación actual. Los activos tóxicos de los bancos formaron parte del propio Estado, tras tener que nacionalizar el Anglo Irish Bank y aprobar un rescate de entidades por unos 7500 millones de dólares. Al calor de este 12,5%, Irlanda ha acogido a muchos de los hedge funds –fondos de inversión de alto riesgo-, multinacionales y un sinfín de grupos de tecnología que desembarcaron el país en la primera década del siglo. Irlanda se ha convertido en un cementerio; es un país de apenas 70.000 kilómetros cuadrados con más de 300.000 viviendas vacías.
¿Por qué se rescata y quién lo decide?
La intervención se considera necesaria cuando se le disparan los costes para refinanciarse en el mercado, es decir los inversores exigen un interés para comprar sus bonos que encarece todas las emisiones de deuda pública. No hay ningún baremo oficial ni rígido. Los ministros de Economía de la zona euro, en primer lugar, y después los de los Veintisiete aprueban los rescates.
¿De cuánto es el préstamo y cómo se devuelve?
60.000 millones de presupuesto europeo, 250.000 millones del FMI y 440.000 de una sociedad de la zona euro para garantizar la emisión de títulos que se convierten después en préstamos para el afectado. Se devuelve a pagos periódicos hasta 2013 con intereses altos.
Medidas propuestas
- Reducción del 12% del salario mínimo, que pasaría a 7,5 euros por hora.
- Subida gradual del IVA, que pasará en 2012 al 22%, desde el 21%, para subir en 2014 hasta el 23%, lo que permitirá una recaudación extra de 620 millones de euros.
- Reducción del gasto corriente en 7.000 millones y otros 3.000 millones mediante el recorte de gastos de capital
- Despido de 24.750 funcionarios, lo que permitirá un ahorro de 1.200 millones en 2014 y devolverá a la Administración a sus niveles de 2005.
- Introducción de una tasa que grave el agua corriente en las viviendas a partir de 2014, así como un encarecimiento de las tasas universitarias y una reducción de las becas.
- Reforma de la fiscalidad de las plusvalías de capital que podría permitir una recaudación adicional de 145 millones de euros (queda excluida la reforma del impuesto de sociedades)