Detectar a un mal emprendedor no es fácil al ojo de cualquier persona, pero para aquellos que ya tenemos este sentido del emprendimiento entrenado nos es relativamente fácil, solo hay que fijarse un poco para darse cuenta del tipo de emprendedor que se tiene delante.
Antes de entrar en materia, una aclaración, ya que ninguna persona que se haya atrevido a crear un negocio o tengan en mente emprender deba recibir el calificativo de malo, no es esa la intención de este artículo.
Veamos que actitudes o rasgos tenemos que fijarnos para detectar a un mal emprendedor:
El que dice que el éxito del otro es suerte
Es común que aquella otorgar a la suerte la mayor parte del mérito de otro emprendedor con el que competiremos o al que sin decirlo envidiamos por sus éxitos reconocidos. Lo que habría que hacer es intentar descifrar sus secretos antes de menospreciarlos.
El que no domina el producto
Es algo así como querer ser futbolista sin saber jugar al fútbol. En la puesta en marcha de cualquier negocio es imprescindible dominar los aspectos críticos de la creación de los productos o servicios.
Al que le preguntas y no conoce la competencia
Así de sencillo. Si en una simple conversación tú sabes de la existencia de competidores que el propio interesado en emprender desconoce, lo mismo no es mal emprendedor, pero al menos hazle saber que está algo verde. Cuando hablamos de competidor no tiene porque ser directo, sino igualmente es habitual del mal emprendedor no sepa detectar aquellos competidores de productos alternativos o sustitutivos.
El que no sabe ni quiere saber de normativa
Aquel emprendedor que todo lo relacionado con las normativas a cumplir o los trámites y en vez de meterse a leérse «los papeles» prefiere mirar para otro lado, no tiene excusa, y debe ser calificado como mal emprendedor, y ¿por qué? por no es que tenga que dominarlo todo pero lo que esta claro que no debe hacer es mirar para otro lado. Leer sabemos todos y tiempo también tenemos todos, ¡déjate de excusas!.
El que no se esfuerza
En relación con el anterior aspecto, generalmente el resultado es directamente proporcional al esfuerzo llevado a cabo, no siendo una posible elección, sino simplemente es un requisito para el emprendedor, sin esfuerzo no hay recompensa
El que empieza pidiendo
En la vida se trata de dar y recibir, e incluso dar sin esperar nada a cambio, pues cuando un emprendedor lo primero que hace es pedir, intenta indagar algo más sobre sus necesidades pero puede que estés ante un mal emprendedor.
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